Hoy es 29 de septiembre, celebramos el día de San Miguel, y como han sido muchos los Migueles que han alcanzado fama y gloria a lo largo de los años, vamos a hacer un breve resumen del hoy y del ayer…
Probablemente muchos de vosotros recordaréis al GENIO de Michael Jackson por sus coreografías, bailes y canciones. Otros, tendréis más presente al inigualable Michael Jordan que nos puso los pelos de punta con sus saltos, sus canastas y sus mates, durante aquellos años ochenta donde el eterno chaval Michael J. Fox nos trasladaba a ese futuro que ya hemos alcanzado.
Mientras que Miguel Ríos nos recibía con su Bienvenidos y D. Miguel Gila nos hacía reír con su teléfono escacharrado, en la radio sonaba un joven Miguel Bosé mencionando a Don Diablo que bien podía haber sido el mismísimo Miguel Boyer. Y con leche o sin ella algunos pasamos muy por encima las lecturas de buenos escritores como Miguel Hernández, Miguel Delibes o Miguel Mihura, pensando que el único Miguelón importante era aquel Miguel Induráin que nos hizo sentirnos orgullosos de ser españoles con sus cinco victorias del Tour de Francia.
Hoy en día, donde el buen castellano del GRAN Miguel de Cervantes se está reduciendo y limitando a la mínima expresión, en ésta jungla que bien podía ser atravesada por Miguel de la Quadra- Salcedo y donde muchos suplican la ayuda de Michael Page, recordamos la memoria de Miguel Ángel Blanco sabiendo que en el futuro, si las cosas no cambian, Miguel Abellán no podrá volver a torear en una de las plazas más importantes de España.
A riesgo de ser condenado a la hoguera como Miguel Servet por quienes no conciben que la Iglesia católica y el arte cristiano son partes fundamentales del saber y conocimiento de la Historia Universal, recuerdo como los frescos de Miguel Ángel Buonarrotti en la capilla Sixtina son visitados cada año por millones de personas de toda clase y condición.
Y ya para despedirme, sabiendo que “el duque” que se va a casar con la duquesa de Alba no es precisamente Miguel Ángel Silvestre, reflexiono sobre una de los versos del buen Miguel de Unamuno que decía
Besos que vienen riendo,
luego llorando se van,
y en ellos se va la vida,
que nunca más volverá.
