Todavía recuerdo aquella clase de Filosofía de 3º de BUP en la que D. Javier nos explicaba las diferencias entre emoción, pasión y sentimiento. Decía que era algo así como “una vivencia muy intensa que duraba un breve espacio de tiempo”, aunque la R.A.E la define como “Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”.
El caso es que, autodefiniéndome como un tipo sensible, la EMOCIÓN me acompaña en muchos y muy diversos momentos de mi día a día.
Supongo que muchos de vosotros no os emocionaríais viendo de nuevo los 26 capítulos de “La vuelta al mundo de Willy Fog” (yo no he llegado a emocionarme), pero si lo hacéis en compañía de vuestro hijo y al terminar le escucháis canturrear la banda sonora, es probable que algún que otro pelo se os pueda poner de punta.
Algo similar sintió mi hermano Juan en Londres al constatar el profundo pesar que sintió el mundo anglosajón por el reciente fallecimiento de nuestro Gran Severiano Ballesteros que tanto hizo por el Golf y por España, difundiendo su conocimiento por todo el planeta.
Pero más próximos en el tiempo, tenemos muy latentes las emociones vividas por el terremoto de Lorca, que vino sin avisar y que ha dejado maltrecha la vida de muchas personas.
Las emociones se derivan por experiencias positivas o negativas y cualquiera que sea medianamente sensible, humedecerá sus ojos sin haberlo pretendido previamente. Así le sucedió al Maestro José Antonio Valcárcel el pasado sábado durante el Seminario de Bujutsu cuando arropado por todos los amigos y familiares que le apreciamos, recibió de manos de Ángel Giménez Bravo una placa conmemorativa de parte de la Federación Madrileña de Lucha en reconocimiento a su trabajo, a su esfuerzo y su trayectoria marcial desempeñada desde hace muchos años con especial dedicación, haciendo que propios y extraños valoremos de forma muy positiva su incesante esfuerzo por promulgar el estudio y la práctica de las artes marciales y en concreto el BUJUTSU.
Pero el fin de semana dio para mucho más…
El domingo volví a emocionarme en compañía de los míos, viendo la maravillosa interpretación que hizo Tom Hanks sobre la enternecedora vida de Forrest Gump, gracias a que la lluvia retrasó la nueva victoria de Djokovic sobre nuestro querido Rafa. Algunos llegaron al éxtasis al mantener viva la esperanza de alcanzar sus objetivos para jugarse el todo por el todo en la última jornada de Liga, y otros tantos bebieron en compañía de un San Isidro que este año vino acompañado de una campaña electoral y una “minirevolución popular” que reclama una nueva forma de democracia.
Emotivos y emocionantes son los momentos que más recordamos en nuestra memoria…
A mis 34, con mis mensajes atípicos, con mis amigos de siempre, con mi emoción e ilusión, es digno de admiración encontrar un espacio entre el sitio de mi recreo, para lograr la satisfacción…
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