Son las ocho de la tarde, es lunes y hace calor. Sentado y descansando frente al televisor cierro los ojos y miro hacia atrás buscando entre mis recuerdos... (como decía Luz Casal)
La máquina del tiempo me traslada un año atrás, a Johannesburgo. El Soccer City está a punto de acoger una de las citas mas importantes del mundo: La final de la fase final del Campeonato Mundial de Fútbol.
De un lado los de "la Orange" y del otro los de "la Roja". Todo está listo para que de comienzo un encuentro deportivo que durante unos días ha hecho que el tiempo se detenga y que la furia vuelva a correr por mis venas.
Estoy nervioso, inquieto y con ganas de poder gritar. Mis ojos se humedecen pensando en tocar la Gloria. Observo a Nelson Mandela y siento electrizar todos los pelos de mi cuerpo. Como si se tratase de un talismán, me enfundó mi camiseta de España que un año antes me acompañó cuando representé a mi país en los Campeonatos del Mundo de Karate disputados en Atenas.
Al igual que en otras ocasiones importantes, me acompaño de mis padres y hermanos, me rodeo de unos refrigerios... y el balón comienza a rodar. La disputa es grande y parece que el equipo arbitral no tiene intención de echarnos una mano al ver a De Jong pateando el pecho de Xabi Alonso con una especie de mae tobi geri. Comprendo que la cosa se pone dura y toca armarse de valor para hacer lo que mejor sabemos hacer: jugar al fútbol.
Pasa el tiempo, las ocasiones se suceden y aumenta la tensión hasta que por fin llega el GOL DE INIESTA en el minuto 116!!!!!
Era el partido 64, la culminación de un sueño hecho realidad. El éxtasis de alegría que necesitaba un país hundido en la depresión y ávido de nuevas ilusiones.
Como recordó en la jornada de ayer Telecinco, fue "El día que vivimos un sueño" y el día en que todo un país se lanzó a la calle para festejar con júbilo y alegría la victoria deseada por todos.
Aunque ha pasado un año, doy gracias a Dios por haberme permitido vivirlo y por haber hecho realidad EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO.
¡¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!!
